Los Rams le debían a su afición de Los Ángeles una buena actuación en casa como las que han estado teniendo en otras ciudades. El domingo se la regalaron con un tercer periodo de antología que incluyó una de las jugadas más explosivas en la historia de la ilustre franquicia.
El receptor Robert Woods anotó en un bombazo de Jared Goff bueno para 94 yardas en el inicio de la segunda mitad y los Rams borraron a los Texans de Houston el resto de la tarde al reaparecer en su estadio en plan grande con victoria de 33-7.
La última vez que los Rams jugaron en su estadio fue el 8 de octubre, una derrota ante Seattle. Desde entonces, han jugado su mejor futbol americano en varias temporadas; ganaron convincentemente tres partidos lejos de casa para posicionarse como líderes de su división y nuevos protagonistas de la Conferencia Nacional.
El domingo recibieron a un conjunto sólido, pero que debido a las lesiones no cuenta con su mejor jugador defensivo (J.J. Watt) ni con su nuevo quarterback estrella (Deshaun Watson). El mayor reto para los Rams era no tomar a la ligera al rival. Los Rams aprobaron el examen gracias al énfasis de su entrenador Sean McVay de ir un partido a la vez.
Pero el juego fue en un principio difícil: la ofensiva no carburaba, los Texans por momentos dominaban la batalla en la línea de golpeo y el propio entrenador McVay concedió su responsabilidad por malas decisiones en jugadas que él ordenó. Su equipo se fue al descanso con una magra ventaja de 9-7 conseguida gracias a la defensa y a tres goles de campo de un formidable Greg Zuerlein.
"Ofensivamente, no muy bien en la primera mitad, comenzando por mí", admitió McVay. "Tengo que hacer un mejor trabajo poniendo a nuestros jugadores en mejores situaciones".
Y eso hizo el joven entrenador carnero. El ataque de los Rams no titubeó en la segunda mitad. Siguió intentándolo con mejor ejecución y las cosas salieron bien.
Bombazo de tiempos de Lombardi
Encerrados en su propia yarda 6 en el amanecer del tercer periodo, los Rams pudieron haber sido conservadores en su plan de juego y nadie lo hubiera criticado por ello. En vez de eso prefirieron arriesgar.
En 2ª oportunidad y 8, Goff hizo engaño de carrera con Todd Gurley y su línea ofensiva logró otorgarle tiempo suficiente para que el quarterback soltara el pase largo a un Robert Woods que había dejado muy atrás al defensivo Jonathan Joseph a la altura del medio campo. Con el ovoide en sus brazos, el receptor No. 17 se fue sin problemas hasta la zona final en una acción memorable de 94 yardas que puso el marcador 16-7.
La última vez que un equipo de los Rams anotó touchdown en un pase así de largo fue en 1964. El oponente fue Green Bay que entonces dirigía Vince Lombardi. Sí, Lombardi, el glorioso entrenador cuyo nombre lleva el trofeo de campeones del Super Bowl. Esa jugada fue de 95 yardas firmada por Bucky Pope en un pase de Bill Munson sobre el mismo terreno del Memorial Coliseum.
En otras palabras, este tipo de jugadas ocurren muy de vez en cuando. Para los aficionados que estuvieron el domingo en el estadio fue un regalo, pero más importante: la demostración de que este equipo puede cambiar por completo el curso de un juego con un solo golpe.
Goff elogió a Woods (8 recepciones, 171 yardas, 2 TDs). El exBill de Buffalo tiene 39 atrapadas para 622 yardas en la campaña y cuatro touchdowns que ha conseguido en los pasados ocho días, tras haberse ido en blanco en los primeros siete partidos.
"Él ha sido tremendo y nadie ha sido más importante que él en este equipo", dijo Goff. "Dejen de lado lo que hace los domingos; la manera en que trabaja, en que alinea a otros jugadores, su actitud todos los días y la forma en que se comunica conmigo. Es impresionante".
Dos touchdowns en 20 segundos
Los Rams liquidaron el partido un par de series ofensivas más adelante. Pharoh Cooper los dejó en la yarda 36 de Houston con otra de sus excelentes devoluciones de patada y después Goff hizo jugar a Sammy Watkins, otra arma en su arsenal.
Un envío de 24 yardas de Goff a Watkins preparó la mesa y otro de 17, en un pase pantalla con el propio receptor corriendo detrás del tackle Andre Whitworth, quien bloqueó a dos defensivos pegado a la banda izquierda, aumentó la ventaja de Los Ángeles a 23-7 faltando 1:33 minutos del tercer cuarto.
En la siguiente jugada ofensiva de Houston, el atribulado quarterback Tom Savage fue capturado por el linebacker novato Samson Ebukam, quien le hizo perder el balón y Tyrunn Walker lo recuperó en la yarda 12 de los Texans, desde donde Goff localizó por derecha a Woods. Éste había quedado solo en una ruta tipo reversible que confundió a la defensa y se clavó en las diagonales. En un lapso de 20 segundos de juego fueron 14 puntos para los Rams y paliza consumada de 30-7.
Houston, obligado a lanzar, fue fácil presa el resto del juego de una defensa angelina que en total recuperó cuatro balones (2 fumbles y dos pases interceptados) y que en los anteriores tres partidos y medio solamente permitió 27 puntos de la oposición. En esos 14 periodos los Rams anotaron 120.
Los Rams llegaron al juego con la ofensiva número 1 de la NFL con 33 puntos anotados en promedio y casualmente anotaron 33 para mantener el ritmo. Goff impuso récord personal de yardas por segunda semana seguida al totalizar 355 (tuvo 311 contra los Giants) tras completar 25 de 37 intentos con sus tres anotaciones y sin errores. En la temporada, el mariscal californiano de 23 años de edad tiene 16 touchdowns a cambio de sólo 4 pases que le han interceptado.
"Su toma de decisiones", destacó McVay sobre el trabajo de Goff. "Él sigue agarrando la idea de lo que queremos conseguir, siendo esa extensión de nosotros los entrenadores en el campo de juego".
En cuanto al feliz regreso a casa, Goff dijo: "Espero que a la gente le haya gustado. Fue divertido, tuvimos una buena entrada de público, ellos estuvieron haciendo ruido".
Choque de líderes en Minnesota
Los Rams (7-2) mantienen el liderato del Oeste con un juego de ventaja sobre Seattle (6-3). Su siguiente compromiso será el domingo en Minnesota en contra de unos Vikings que igualmente tienen récord de 7-2 tras vencer a Washington a domicilio 38-30.
Por ahora, McVay celebra a sus jugadores y entrenadores con entusiasmo, pero con los pies en la tierra, como le gusta.
"Sabemos que después de nueve partidos hemos hecho por ahí un par de cosas buenas que nos dan la oportunidad de seguir jugando partidos que cuentan y ahora viene un juego contra otro equipo que tiene marca de 7-2 y en su casa", dijo McVay.
El quarterback de los Vikings es nada menos que Case Keenum, el exjugador de los Rams que ha aprovechado sus oportunidades con el uniforme púrpura. Ese choque de líderes no podría lucir más interesante.