Luis Pérez salió a entrenar en el campo de Thousand Oaks con un jersey de color rojo y el número 9 que le fue asignado. Realizando ejercicios y rutinas junto a otros 89 jugadores de los Rams, el primer quarterback de sangre ciento por ciento mexicana en la historia de la ilustre franquicia estaba viviendo un sueño.
"Un sueño hecho realidad. Eso es todo lo que puedo decir", dijo Pérez. "Poder venir y competir con estos hombres y mostrar de lo que estoy hecho… es un sueño tener esta oportunidad".
Contratado por los Rams como un agente libre tras no haber sido seleccionado en el pasado Draft, Luis Pérez ya se ha convertido en una de las historias más refrescantes del año alrededor de la NFL.
Su papá, Juan Luis, fue un futbolista profesional en México. Su mamá, Carla, una destacada maestra de ballet.
Ellos se establecieron en San Diego, donde nació Luis hace 23 años.
Luis ni siquiera fue quarterback de su escuela preparatoria en Chula Vista, si bien había jugado un poco como receptor. Un día, en el cumpleaños de su padre, fue con él y sus dos hermanos a celebrar con unas rondas de boliche. Luis lo hizo muy bien. Poco después le compraron sus zapatos y su bola de boliche, y se enamoró del juego, destacando en competencias y torneos regionales.
En ese momento, el joven que hoy se pone el casco de los Rams no podía haber estado más lejos de llegar algún día a un equipo de la NFL. Todo cambió en el partido final de la temporada del equipo de futbol americano de su preparatoria en Chula Vista. Sus amigos eran parte del equipo y lo convencieron de ir al estadio a ver el partido.
"Estoy sentado en las tribunas y mirando a los aficionados alrededor y luego veo a todos los jugadores salir por el túnel y fue como: 'Qué estoy haciendo aquí? Necesito estar allá abajo con ellos'. Ese es el momento en que decidí que era tiempo de jugar futbol americano", relató Luis en su primera conferencia como integrante de los Rams.
Así que el boliche, en donde Luis ha tirado 12 juegos perfectos (300 puntos), cedió ante el futbol americano en el corazón de Luis.
Campeón de la División II
Tras graduarse de Otay Ranch High School, Pérez se inscribió en Southwestern College, un colegio comunitario, donde se cuenta que había ocho quarterbacks por delante de él. Basado en su habilidad atlética y facilidad para lanzar, fue ascendiendo posiciones y eventualmente se convirtió en el quarterback titular.
Pérez se transfirió a la Universidad de Texas A&M Commerce, localizada en las afueras de Dallas, y para 2016 ya era el quarterback abridor, incluso siendo uno de los jugadores más destacados de la Conferencia de la Estrella Solitaria (Lone Star Conference), de la División II de la NCAA.
Y un año después condujo a los Lions al campeonato nacional con una temporada de 5,000 yardas y 46 pases de touchdown (11 interceptados). Su labor fue premiada con el Trofeo Harlon Hill, el equivalente al Trofeo Heisman en la División II.
Lo imposible empezaba a hacerse viable, y hubo varios equipos de la NFL que comenzaron a tenerlo en cuenta.
"Para mí es sólo jugar futbol americano. Trato de no quedarme atrapado en la idea de que vengo de una escuela pequeña o que no jugué en la preparatoria", explicó Pérez sobre haber venido desde tan abajo hasta donde se encuentra hoy. "He jugado por cuatro años, supongo que no es tanto tiempo, pero he jugado, me encanta y estoy agradecido de estar aquí".
McVay: se ganó la oportunidad
Pérez no escuchó su nombre ser mencionado en el pasado Draft de la NFL, pero varios equipos lo contactaron, incluyendo los Rams, que luego lo firmaron tras hacerle una prueba.
Al entrenador en jefe Sean McVay, quien fue quarterback en la preparatoria, le gustó lo que vio en los lanzamientos de Luis: "Cuando lo ves en términos de balance natural, la posición de su cuerpo al lanzar el balón, se ganó la oportunidad de estar con este equipo y poder competir como quarterback".
Aunado a su talento, Pérez impresionó a McVay con su personalidad.
"Qué gran historia, con sus antecedentes familiares. Qué tipo tan impresionante", comentó el entrenador. "Viene hacia ti, te da la mano, te mira directo a los ojos. Puedes ver que tiene mucho mando y muy buena presencia. Con todos los que he hablado no se cansan de decirme cosas acerca de la buena persona que es".
'Competir conmigo mismo'
Pérez tendrá la oportunidad de vivir un campo de entrenamiento con los Rams este verano en Irvine y aspirar a quedarse con el equipo como uno de los suplentes de Jared Goff, o al menos con la escuadra de práctica. Sean Mannion es el segundo mariscal y Brandon Allen el tercero, aunque éste aún no ha lanzado un pase en la NFL.
"Estoy aquí para competir conmigo mismo cada día y ser lo mejor que pueda ser, y el resto se acomodará solo", dijo Pérez con humildad sobre su objetivo. "Estoy cerca de casa y es una increíble experiencia ser parte de una gran organización como esta. Sólo quiero agradecerle al coach McVay y al Sr. (Les) Snead por la oportunidad. Es un verdadero honor tan sólo estar aquí".
El camino sigue siendo sinuoso y en subida para Luis Pérez, pero sin duda será interesante ver su intento.